Biocombustibles deberían producirse de deshechos alimentarios

Arturo Sánchez Carmona y Héctor Ruiz Leza fueron los panelistas que abordaron el tema de ‘Innovación Científica a partir de Biomasa’, en el segundo Symposium que organiza Grupo Milenio Realidad Energética 2016, donde el moderador fue Carlos G. Landeros director del Instituto Tecnológico Superior de Lerdo.

Arturo Carmona explicó que son los CEMIES, Centros Mexicanos de Innovación en Energía a los que se les destina 1.5 mdp para el desarrollo de estos sitios, donde se investiga la viabilidad de usar biocombustibles como sustitutos de la gasolina en el país en un futuro cercano.

“Son 13 millones de personas que no tienen alimento, sería una barbaridad usar alimentos para hacer biocombustibles en México, es imperativo”.

El especialista señaló que dos terceras partes del petróleo se usa en el sector autotransporte. En México se producen 2.4 millones de barriles de petróleo diarios y se consumen 400 barriles diarios de gasolina, de ahí la importancia de migrar a la generación de biocombustibles y no depender como hasta ahora del petróleo y sus precios.

Los biocombustibles obtenidos a partir de materia orgánica (biomasa) en el país producen etanol, butanol, biodiésel y metanol, también se obtienen de la materia prima, estos son llamados biocombustibles de primera generación ya que proviene de cultivos como el maíz, caña y remolacha.

Mientras que los biocombustibles de segunda generación se obtiene de cultivos no comestibles como la paja, rastrojo o desechos agroalimentarios.

Con la implementación de estos biocombustibles de segunda generación la Unión Europea prevé bajar las emisiones de efecto invernadero en un 60 por ciento y para el 2020 proyectan usar el 7% de biocombustibles en el sector autotransporte.

La licitación de Pemex en 2015 otorgó seis contratos, donde se contempla que se utilice bioetanol de primera generación usando caña de azúcar y sorgo dulce. Mientras que el clúster de biocombustibles lignocelulósicos para el sector autotransportes proyecta usar residuos agroindustriales.

Actualmente el clúster de bioaloholes está constituido por gobierno, empresas y centros de investigación.

Explicó que los biocombustibles de segunda generación le apuestan a ser autosustentables, evitando usar biomasa (residuos vegetales) de alimentos, para usar residuos agroalimentarios como el rastrojo de maíz, paja de trigo, bagazo de caña y bagazo de agave.

Héctor Ruiz señaló que Estados Unidos y Brasil son los principales productores de etanol a partir de alimentos como el maíz, el E85 es más barato y se utiliza como combustible para automóviles.

Las biorefinerías detonarán la producción de biocombustibles a partir de biomasa vegetal, explicó que para la producción de bioetanol se usa la refinación de azúcares. La biomasa producirá biocombustibles de alto valor agregado.

Los biocombustibles obtenidos a partir de materia orgánica (biomasa) en el país producen etanol, butanol, biodiésel y metanol.

La Universidada Autónoma de Coahuila estará desarrollando reactores para la generación de biocombustibles a partir de residuos del maíz, para desarrollar el bioetanol. En el proceso se obtendrá material benéfico para evitar la erosión de la tierra.

Pemex asignó cinco contratos a empresas que trabajan con caña de azúcar y una sexta que usa sorgo, en cuanto a la distorsión en los precios de estos productos que inciden en la canasta básica, dijo que se tiene que aprender de la experiencia europea para evitar caer en especulaciones o crisis alimentarias, por el uso y aprovechamiento de biomasa para producir bio-combustibles a partir de estos productos.

“Son 13 millones de personas que no tienen alimento, sería una barbaridad usar alimentos para hacer biocombustibles en México, es imperativo usar biocombustibles de segunda generación es decir con residuos agroindustriales”.

Fuente: http://www.zafranet.com/2016/09/biocombustibles-deberain-producirse-de-deshechos-alimentarios/

 

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